LOS PRESIDENTES DE CONSEJOS DE LA ARCHIDIÓCESIS SE REUNIERON EN ALCALÁ.
El pasado jueves 22 de junio tuvo lugar en Alcalá de Guadaíra el encuentro de fin de curso de los presidentes de consejos de hermandades de la Archidiócesis de Sevilla. Este encuentro se celebró en esta localidad de la comarca de Los Alcores al conmemorarse este año el cincuentenario fundacional de su consejo de Hermandades.
Los asistentes, presididos por el delegado diocesano de Hermandades, Marcelino Manzano, conocieron la recién inaugurada sede y la exposición pictórica de carteles que alberga. En la reunión se revisó el curso 2022-23, en el que se observó un incremento de la actividad de las hermandades respecto a años pasados, incluso anteriores a la pandemia. También se revisó la recepción del Plan Pastoral Diocesano y se notificó la publicación del documento de los obispos del Sur dirigida a las hermandades, ‘María, Estrella de la Evangelización. La fuerza evangelizadora de la piedad popular’.
Lógicamente, el Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que acogerá Sevilla en diciembre de 2024, copó parte de la sesión de trabajo, con la intervención de José Roda, miembro del Consejo de Hermandades de Sevilla, y del propio delegado diocesano. Posteriormente intervino Francisco Muriel, director del Centro de Orientación Familiar de Dos Hermanas, para explicar la labor que realizan estos centros y cómo colaborar a su difusión y sostenimiento.
Misa de acción de gracias y recuerdo de los mártires
Tras la reunión, se celebró la misa de acción de gracias por el 50º aniversario del Consejo General de Hermandades de Alcalá de Guadaíra en la parroquia de San Sebastián, iniciando así una serie de actos que se prolongarán a lo largo de los próximos meses. Asistieron a la misa, presidida por el delegado diocesano y concelebrada por Francisco Javier Criado, párroco y director espiritual del Consejo, los hermanos mayores de las hermandades de Alcalá de Guadaíra y representantes del Ayuntamiento.
En esta parroquia de encuentra la sepultura de Agustín Alcalá y Henke, cuyo decreto de reconocimiento de su martirio en 1936, junto a otros sacerdotes y laicos de la archidiócesis, fue promulgado esa misma mañana por el papa Francisco. Agustín Alcalá y Henke fue un destacado cofrade, llegando a ser hermano mayor de la Sacramental de la parroquia.